
Cuesta pensar que historias cuyo gérmen es la tristeza, las meteduras de pata, la rabia o la desorientación, como la mayoria de las que componen "
La tetería del Oso Malayo" puedan trocarse en alegrías, sonrisas y motivo de celebración.
Media hora antes de bajar a la entrega de premios el pasado viernes, en la habitación del hotel, le decia a Sara, envuelto en nervios, lo raro a la vez que agradable que se me hacía el verme en esas lides, como quien aguarda el resultado de un examen médico, nervioso y esperanzado, lo extraño que era, tras años de publicación de las historias de Sigfrido y compañía, primero en "Dos Veces Breve" y luego en la carrera titánica que ha sido enfrentarme a "Las cosas que terminan por romperse" o "Antón en llamas", y redibujar y volver a narrar gran parte de las historietas previamente publicadas en la revista de José Vicente Galadí, que ahora, tras tanto esfuerzo, estubiera a un paso de poder llevarme algún premio en Barcelona y de competir con gente como Max, entre otros maravillosos artistas. Si me lo dicen hace unos años tomaría por loco a quien se me acercara con semejante afirmación.
Pero no solo es el reconocimiento del premio, otro premio, quizá mayor y más importante, al menos para mi, es que ya se esté distribuyendo la segunda edición del libro, que la primera esté agotada; que tantas personas acojan como suyas y se emocionen con estas historias que a mi me servian de desahogo emocional, de parapeto contra un deambular por el mundo que no terminaba de convencerme del todo.
Eso si que es importante.
En la entrega de premios, por los nervios, se me olvidó o no agradecí de manera suficiente a tantas personas a las que le debo las alegrías que hoy me asaltan;
La primera de las historias que escribí y dibujé de "La tetería..."; "Detrás de la barra", el germen de todo, ya estaba terminada antes de saber dónde iba a publicarla, pero de no ser por la apuesta que desde un principio
José Vicente Galadí, el editor de la revista "
Dos Veces Breve", mantubo en mi y en mi trabajo a lo largo de tantos números, posiblemente esa historieta se hubiera quedado en una más, no me hubiera planteado hacer una serie con ella, él es el artífice principal de que pudieras llegar a tener, a dia de hoy, este libro en las manos.
También toda la gente de
Astiberri, Javi, Laureano, Fernando... por la confianza ciega que siempre han depositado en mi obra, por sus ánimos y simpatía en los momentos en los que hasta yo dudaba de que todo este invento de osos y teteras pudiera llegar a buen puerto. Por no imponerme ningún corsé editorial y permitirme, en forma y fondo, realizar el mejor libro posible, el que mis tripas me dictaban que debía ser.
Manuel Bartual, que con su buen hacer como maquetador y la gran persona que es permitió, pese a que por mi parte era intrusismo, que el diseño del libro corriera de mi parte, amoldándose a mis ideas y mejorándolo, contribuyendo notablemente a que el libro tenga esa calidad y calidez que hace que te apetezca tenerlo en las manos, acercarte a él y leerlo, y por saber perdonar. Gracias, Manuel.
A
Enrique Ventura y, de nuevo,
Vicente Galadí, por los excelentes textos que abren el libro y sirven de cartel de bienvenida, por ser dos de las mejores personas con las que he tenido la suerte de toparme en mis 29 años de vida.
A
Elena, que también contribuyó lo suyo y más para que este compendio de historias pudiera redondearse y ver la luz.
A mis compañeros de
Polaqia, a nuestro fanzine tambien premiado; "
Barsowia", donde nos hemos hecho fuertes a base de darle de comer páginas y más páginas, un sin fin de historias, sin las cuales no hubiera podido explorar terrenos narrativos que han servido de fértil abono para las historias que a dia de hoy sigo escribiendo y dibujando.
Idem con la gente de
BDBanda, que siempre ha apostado y defendido mi trabajo a capa y espada, desde mis comienzos y aún ahora, titanes sin par a los que tengo la suerte de llamar amigos.
A
Alberto,
Carlos,
Sonia y
Javier, que estaban nominados como yo en la categoría de "autor revelación", porque se merecian el premio que finalmente recayó en servidor tanto como yo o quizá más, por alimentar mis lecturas y alegrias con su enorme, fantástico trabajo.
Y, sobretodo, a
Sara, faro de mi vida sin el cual me dejaria caer una y mil veces por el abismo negro que soy yo cuando quiero, por sostener bajo mil candados mi mal genio y mi tristeza tan solo con sus sonrisas y besos, por tener la paciencia espartana de saber amar a un tipejo como yo, siempre envuelto en mil y un quehaceres tebeisticos, casi siempre sin tiempo ni para respirar entre historia e historia. Por ser el mayor y mejor premio de todos los que a lo largo de mi corta vida he recibido.
Y a
vosotros, que con cada nueva lectura me regalais las ganas de seguir escupiendo tebeos, de levantarme cada mañana con ganas de lanzarle al mundo nuevos puñetazos y patadas secuenciados, porque si mi trabajo no aterrizara en vuestros ojos y en vuestro corazón en estos momentos no estaría escribiendo estas lineas de agradecimiento.
Seguimos trabajando y muchas gracias.
ACTUALIZACIÓN: Acabo de cambiar la imagen de cabecera del post por una mejor que acaban de enviarme desde FICOMIC, ¡muchas gracias, Graziella!